Luis Losa, el protagonista olvidado de la primera regata Sevilla-Betis

La historia de la primera regata Sevilla-Betis, celebrada el 16 de octubre de 1960, es ya conocida por la mayor parte a los aficionados al deporte sevillano. Una idea del exfutbolista del Sevilla FC Miguel López Torrontegui, acogida con entusiasmo tanto por los dos primeros clubes de fútbol de la ciudad como por el Club Náutico, y primera victoria sevillista después de que el ‘ocho’ bético rompiera un remo nada más salir y se viera obligado a competir con un remero menos.

Pero lo que pocos conocen es el nombre del protagonista de aquel suceso que marcó la primera edición de la ya clásica Sevilla-Betis: Luis Losa Carbonell. Olvidado protagonista de aquella incipiente competición, nunca ha sido reclamado para ningún homenaje tributado a los primeros remeros. Marcado para siempre por aquel incidente, nunca más volvió a montarse en una embarcación de remo y, además, por motivos familiares, tuvo que irse de la capital hispalense.

Luis Losa ha reconocido que aquella regata de 1960 supuso “el mayor trauma” de su vida. Guarda como oro en paño su carnet del Real Betis de la temporada 1960/61 y recopila toda la información publicada sobre la primera regata Sevilla-Betis. Desde Valencia, donde reside actualmente, ha compartido con Revista Chapina lo sucedido en aquel lejano 1960.

 

¿Cómo surgió la idea de la Regata Sevilla-Betis?

La idea de realizar regatas en el río Guadalquivir fue de Miguel López Torrontegui, por afinidad con el Sevilla FC, del que formaba parte como jugador de fútbol. Propuso realizar unas regatas al estilo de Oxford y Cambridge en Sevilla, pero que tendrían un mayor recorrido que la inglesa y con la posibilidad de llenar de gente los dos tramo del río.

¿Practicaba algún otro deporte?

En Sevilla, también participé en el primer curso de paracaidismo civil de España, que se celebró en la base aérea de Tablada (Sevilla)

¿Cómo se realizó aquella primera selección de remeros?

Los componentes de este evento éramos los remeros pertenecientes al Club Náutico de Sevilla y que participamos en el Campeonato de Regatas de España de yolas de dos con timonel, celebrado en Alicante, además de los seleccionados por el propio Torróntegui en las demostraciones que estaba celebrando por aquellas fechas. Pero la realidad es que la mayoría de los remeros provenían del viejo Club Náutico, donde la mayoría habían aprendido practicando primero en banco fijo y después en el río.

Imagino que la preparación sería dura…

Se formaron dos tripulaciones, una del Sevilla  FC y otra del Real Betis. La preparación fue muy dura: entrenamientos continuos, enfrentamientos entre las dos tripulaciones… y así, días y días, casi siempre durante la tarde-noche para que pudiéramos asistir a los entrenamientos los que estábamos trabajando. En esas fechas yo era botones de Banesto.

¿Qué paso con el suceso de la rotura del remo?

El tema de la rotura del remo fue de ‘Jaimito’. Salimos del club y fuimos a la salida, remando tranquilamente. Nos colocamos en la línea de salida y, en la primera palada en profundidad, el remo se partió de una forma completamente limpia, sin astillas, como hubiera sido lo lógico. Daba la impresión de que había sido manipulado, el corte no era normal. Rápidamente fueron al club y me trajeron uno defectuoso, que estaba apartado y todo el mundo sabía lo que le pasaba. No podía entender el problema. Semanas entrenando a máximos esfuerzos y  se viene a romper cuando se requería un esfuerzo no tan grande como en los entrenamientos. Tirarme del barco fue un trauma que se completó al llegar a la meta en una embarcación auxiliar y comprobar que habíamos perdido por un pequeño margen, pero que en todos los tiempos medidos nos daban la victoria.

Le he leído decir que aquella regata significó “el mayor trauma de su vida”…

Solo asistí a una reunión donde dijeron que nos darían la medalla de oro y diamantes del Betis y que al año siguiente tendríamos la revancha. Nos hicieron una foto y a casa. No volví a coger un remo.

¿Cree que la organización no obró con neutralidad al no permitir competir en igualdad de condiciones?

Yo siempre tuve la impresión, aunque éramos mejores, que tendríamos algún problema. El Sevilla no podía permitirse el lujo de perder, porque eran los patrocinadores de la regata. No se obró deportivamente en esa regata. Un remero de la embarcación sevillista debía de haberse tirado al agua, ya que nosotros salimos por no defraudar a todos los seguidores que esperaban nuestra llegada. Pero ese gesto nunca llegó a producirse.

Los periódicos de la época cifran en unas 50.000 personas los espectadores que se dieron cita en las orilla del río. ¿Había tanta gente?

Había mucha gente. Las orillas del río estaban llenas de personas y el puente de San Telmo, también.

¿Ha seguido en la distancia la evolución de la Regata desde aquella primera edición?

No seguí el resto de las siguientes ediciones de la regata. Desconozco el porcentaje de victorias de cada equipo, aunque imagino que las del Sevilla serán superiores al Betis.

¿Cómo era la rivalidad futbolística de aquella época que se trasladó al río?

La rivalidad era total, el perro y el gato en fútbol. Lo mismo en remo, pero con la diferencia de que a nosotros no nos afectaba. Vivíamos totalmente al margen, entrenando y preparando el encuentro.

¿Cómo eran los barcos de aquella época? ¿Muy diferentes de los actuales?

Los barcos eran ligeros, muy buenos y muy caros. Imagino que han continuado así, por lo que he visto en los Juegos Olímpicos.

Y al poco tiempo se marchó de Sevilla para siempre…

Cuando tenía 18 años, mi familia se fue a vivir a Valencia, porque trasladaron a mi padre. Hice el servicio militar en el Ejercito del Aire, en Salvamento Aéreo y Rescate (SAR).